Carnaval rojinegro: 11 a 1
Once razones para festejar
Once razones para festejar
- Con una deslumbrante actuación de Mauricio Hot, la Banda humilló a la Mandarina y está a un partido de alcanzar la cima de la tabla.
Inapelable. Pelayanos se tenía fe, en la semana habían calentado el partido más de la cuenta, se tenían confianza y vislumbraban que ante Resbalosos podrían obtener un resultado favorable, sobretodo porque los de la banda roja en el pecho llevaban semanas sin fútbol.
Sin embargo, el Resba salió con más ganas que marido en cana a buscar un triunfo, y se lo llevó. El tema no es que el Decano haya ganado, sino que con la claridad y holgura que lo hizo.
El partido tuvo un comienzo dubitativo, con la Mandarina colgada de su arco y Resbalosos con las ideas y los músculos congelados, por causa de la eterna para.
Pero un grave error del meta Vallejos -el primero de muchos- abrió la ruta de la victoria para el campeón del Apertura 2007: Leo dejó una pelota corta, que fue capturada por el Príncipe Mancilla, quien eludió con elegancia al meta rival e inauguró el tanteador.
El partido tuvo un comienzo dubitativo, con la Mandarina colgada de su arco y Resbalosos con las ideas y los músculos congelados, por causa de la eterna para.
Pero un grave error del meta Vallejos -el primero de muchos- abrió la ruta de la victoria para el campeón del Apertura 2007: Leo dejó una pelota corta, que fue capturada por el Príncipe Mancilla, quien eludió con elegancia al meta rival e inauguró el tanteador.
Resbalosos era un monólogo. Todo dependía de los carbón~menstrua, sus virtudes o errores eran la brújula del destino de la brega.
Pese a no jugar bien, la Banda ampliaba la ventaja sobre su amargo rival.
En la etapa de complemento, el Decano reporteril relució toda su experticia, manejando los tiempos y rotando la bola, todo al ritmo del émbolo Mancilla y a la espera del chispeante Mauricio Hot, que con sus goles y malabares se consagró como el hombre de la tarde.
Pese a no jugar bien, la Banda ampliaba la ventaja sobre su amargo rival.
En la etapa de complemento, el Decano reporteril relució toda su experticia, manejando los tiempos y rotando la bola, todo al ritmo del émbolo Mancilla y a la espera del chispeante Mauricio Hot, que con sus goles y malabares se consagró como el hombre de la tarde.
El Resba seguía jugando al solitario, pero ahora con más contundencia. Uno tras otro le llovían los goles a Pelayanos, que entró en la desesperación. La ira y la frustración la tradujeron en golpes. El principal agresor fue el hombre que suele criticar los actos anti-deportivos: Leo Vallejos, que repartió patadones como quiso, contando con la venia de un par de árbitros carentes de recursos gallinísticos (por no decir faltos de huevos) y amigos suyos, que lo libraron de la merecida cartulina roja.




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